El movimiento de Comercio Justo apuesta decididamente por acciones encaminadas a producir cambios estructurales en las comunidades con las que trabaja. En Cotopaxi, región Sierra del Ecuador, y de la mano de Maquita y las comunidades campesinas, hemos desarrollado actividades dirigidas a generar cambios que promuevan la equidad de género en una sociedad en la que todavía las mujeres sufren una mayor vulnerabilidad.
Esta zona del Ecuador tiene en la producción de la caña de azúcar uno de sus principales cultivos. Las asociaciones de cañicultores que producen la panela de Comercio Justo llevan mucho tiempo trabajando para incorporar a las mujeres en los procesos de liderazgo y en la participación activa dentro de sus cooperativas. Desde IDEAS hemos comprobado cómo, en estas asociaciones de familias, las mujeres no sólo trabajan en igualdad de condiciones con los hombres, sino que acceden a puestos de responsabilidad y participan en la toma de decisiones.
La Asociación Flor de Caña fue la primera en la región en elaborar la panela con el apoyo de Maquita. Su presidenta, Rosa Masapanta, nos cuenta como gracias a los talleres sobre igualdad de género y derechos realizados en nuestro proyecto financiado por la AACID las mujeres son mas conscientes de cuáles son sus derechos y han aprendido a defenderlos implicándose en la política de su territorio: “agradezco haber participado en la organización, te da otra visión, cuando vas y hablas con las Autoridades y con el Alcalde ya vas en nombre de la comunidad, ya sabemos temas de políticas”.
Rosita es ya la segunda mujer presidenta Flor de Caña. La primera fue Mariuxi Silva, quien junto a Maquita inició la asociación hace mas de 14 años, ejerciendo el liderazgo y movilizando a sus vecinos y vecinas productoras producir panela en polvo. Gracias al Comercio Justo recibieron capacitaciones técnicas para mejorar la calidad y obtener un mejor precio.
Hoy Flor de Caña se ha convertido en una referencia para otras asociaciones mas jóvenes de familias cañicultoras, que están replicando el modelo de Flor de caña en otros cantones gracias al proyecto.
Nuestro proyecto se suma al esfuerzo de las organizaciones de Comercio Justo por mejorar la igualdad y las condiciones de vida de las mujeres indígenas campesinas de Ecuador, realizando campañas de sensibilización con las familias y promocionando a través de la formación que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad en sus asociaciones e manera que puedan alzar la voz. Pero, lamentablemente, en Cotopaxi, como en otras partes del país y del mundo entero, durante el confinamiento y la pandemia del Covid 19 la violencia ejercida contra las mujeres ha aumentado de forma alarmante.
La Fundación Maquita es consciente de esta situación. Sus promotores y promotoras agrícolas visitan frecuentemente las fincas, están cerca de las familias, conocen todos sus nombres y las situaciones sociales del territorio; por ello han redoblado el trabajo transversal que realizan en todas sus actividades para fomentar el ejercicio de los derechos de las mujeres rurales.
Además una actividad clave de este proyecto ha sido vincular a las mujeres campesinas con el Consejo de Derechos de su gobierno local (Gobiernos Autónomos Descentralizados) con un doble objetivo, por un lado reclamar el apoyo y la visibilización de la lucha de las mujeres en las autoridades locales, y por otro dar a conocer a las mujeres las alternativas existentes en la administración para denunciar los casos de violencia de género. Por último, maquita coordinó la participación de las mujeres representantes de las organizaciones campesinas, en las acciones de sensibilización y movilización de la población en el Día de las Mujeres y en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de género de 2021.
En IDEAS creemos que es importante mantener la incidencia sobre los gobiernos locales para que generen políticas públicas de apoyo a las mujeres y prevención de la violencia de género. Para ello debemos continuar el trabajo realizado en las comunidades campesinas para que las asociaciones más nuevas sigan el camino de la Asociación Flor de Caña. Así conseguiremos que las mujeres sean socias de sus cooperativas, representantes de sus comunidades, que los hombres aprendan a compartir los espacios de toma de decisiones, así como los cuidados dentro de la familia.
En definitiva, debemos seguir trabajando con un enfoque feminista en la reducción de las desigualdades de género en todas las esferas de la vida, porque el Comercio Justo será feminista o no será.
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