Aprovechamos el Día Mundial de las Personas Consumidoras para reflexionar sobre nuestro consumo y el poder transformador que tenemos. Queremos poner en valor el Comercio Justo y todas las alternativas que desde la Economía Social y Solidaria se nos ofrecen para ejercer un Consumo Responsable.
El ser humano es un animal social, y como tal se ve reflejado en la manera en que nos organizamos: en familias, comunidades, ciudades y pueblos. Nos necesitamos para existir. Y nos relacionamos a través de la palabra, el contacto o el arte; vínculos que generamos con otras personas para poder desarrollarnos.
El consumo es otro de esos vínculos, y además, uno muy importante puesto que a través de nuestras decisiones podemos influir en hacia dónde que camine nuestra sociedad. Es tal la importancia de nuestro papel como personas consumidoras que está recogido como derecho en nuestra constitución y cuenta con una efemérides propia desde 1983.
¿Por qué es importante celebrar el Día de las Personas Consumidoras?
Porque las personas consumidoras tenemos derecho a optar por productos y servicios que sean sostenibles y que vayan acordes a nuestros principios y valores. El consumo es una herramienta poderosa que tenemos para decidir qué tipo productos y servicios deseamos promover y adquirir, qué tipo de empresas apoyar, y qué tipo de economía generar en nuestro entorno. El consumo está directamente relacionado con el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, es decir, la oportunidad a la que está llamada toda la sociedad, desde gobiernos, autoridades locales, sociedad civil y empresas, para mejorar la vida de todas las personas, sin dejar a nadie atrás. El Consumo tiene, en la Agenda, su propio objetivo, el ODS 12: garantizar modalidades de consumo y producción responsables. Y una meta, la 12.8 que expresa: “De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza”
En coherencia con esta meta y para convertirnos hoy en altavoces de los ODS queremos recordar a todas las personas consumidoras su derecho y oportunidad a ejercer un consumo que tenga en cuenta a las personas y al planeta.
Comercio Justo y Consumo Responsable
Sobre el precio en el movimiento de Comercio Justo hemos reflexionado mucho, sabemos que es un factor importante, pero que no determina el valor de un producto. El valor que atribuimos a un producto es completamente personal y depende directamente de nuestros intereses y principios. Banalizar sobre que lo más importante será lo más barato es banalizar sobre nuestra propia capacidad crítica y de discernir sobre las características de un producto.
Por tanto, no podemos caer en medir los productos sólo por su valor económico sino que debemos tener en cuenta también su valor social y medioambiental, es decir, qué nos aporta como personas y como colectivo.
El Comercio Justo nació hace más de 60 años para reclamar un comercio con justicia, que garantizará mejores condiciones comerciales para los y las productoras del Sur Global. Hoy en día es un movimiento internacional que beneficia directamente a más de 2 millones de productores en el mundo y que se presenta como alternativa económica para participar de la economía según nuestros valores y principios. El Comercio Justo cuenta con 10 principios que buscan devolver a la economía su verdadera finalidad: proveer de manera sostenible las bases materiales para el desarrollo personal, social y ambiental del ser humano.
Esa es la razón por la cual un gesto tan simple como una compra se convierte en nuestra herramienta más poderosa para cambiar el mundo y demostrar que otra forma de hacer economía no solo es posible, sino que, es real y necesaria.
Por poner un ejemplo, el Comercio Justo busca garantizar un pago justo a las personas productoras y que también puede ser sostenido por el mercado. Implica la provisión de una remuneración socialmente aceptable (en el contexto local) considerada por las personas productoras como justa. Este precio además de asegurar el pago por igual a mujeres y hombres incluye un ingreso extra al grupo productor denominada prima de desarrollo, la cual debe ser invertida en la mejora de la comunidad: puede traducirse en una escuela, centro sanitario, mejorar una carretera, etc.
Los productos de Comercio Justo son accesibles, puedes encontrarlos más cerca de lo que crees. Podemos reconocerlos a través de los sellos que lo certifican, los cuales se someten a controles de verificación periódicas, tanto a los grupos productores, como a los productos. Se trata de certificadoras independientes que garantizan a las personas consumidoras que se cumplen todos los estándares del CJ en la producción y distribución de estos productos.
Además, el etiquetado de los productos de Comercio Justo es más transparente en muchos casos, ya que el auge de los productos ecológicos y el creciente interés por la alimentación saludable, en ocasiones, lleva a la industria alimentaria a etiquetar sus productos con términos confusos que pueden animarnos a comprar productos con propiedades diferentes a las que pensamos: con más azúcar de la cuenta, con ingredientes modificados genéticamente, etc. Términos como BIO, Ético, Sin Azúcar o ECO a veces esconden productos que no siempre son lo que parecen.
Recientemente, y dentro de nuestra campaña Ciudades por el Comercio Justo, hemos editado una nueva publicación sobre el Comercio Justo y su relación con los ODS y la Agenda 2030. Se trata de un material sencillo y muy visual que os ayudará a comprender mejor la contribución que hace el Comercio Justo a los nuevos retos que se nos plantean como sociedad: la lucha contra la desigualdad y la pobreza, la sostenibilidad, la justicia o la equidad de género. El texto está repleto de ejemplos y casos prácticos para conocer de primera mano los efectos del Comercio Justo en la vida de las personas.
Nuestras localidades implicadas en la campaña Ciudades por el Comercio Justo se sitúan a la cabeza del compromiso institucional y ciudadano por el consumo responsable, el Comercio Justo y la sostenibilidad, con iniciativas pioneras en sensibilización, educación y apuesta por un consumo más consciente.
En el Día Mundial de los Derechos de los Personas Consumidoras, recordamos que un gran derecho conlleva una gran responsabilidad para ejercerlo, y en este caso, nunca fue tan fácil mejorar la vida de otras personas, brindarles oportunidades y proteger el medio ambiente además de contribuir a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Consume como piensas, apoya el Comercio Justo.