Hacer la compra semanal es algo común entre la mayoría de los adultos de este lado del mundo. Tanto si eres previsor y haces una lista de lo que necesitas, como si eres de los que improvisan, tarde o temprano te encontrarás en la cola del súper vaciando tu cesta en la caja, mientras observas de reojo lo que ha comprado la persona que tienes delante: mucho fiambre y snacks, algo de fruta y verdura, mucha de ella envuelta en plástico, bandeja de carne, algún pre cocinado, galletas, leche y yogures de mil sabores, algún producto de limpieza y un capricho de chocolate…

¡Cuánto plástico!

¿Has intentado alguna vez hacer la compra en tu centro habitual sin consumir plástico? IMPOSIBLE ¿verdad?

Según datos de ONU Medio ambiente, en todo el mundo, se compra 1 millón de botellas de plástico cada minuto, se utilizan 5 billones de bolsas de plástico desechables cada año y el  50% del plástico que existe se utiliza solo una vez.

Por su parte, Greenpeace, en su informe maldito plástico asegura que en nuestro país solo se recicla el 30% de este material.

¿Sabias que hay un ranking de supermercados según su huella plástica?

Fuente Greenpace España.

¿De dónde viene lo que como?

Si te preocupa tu salud o la de el planeta, o si quieres apoyar el consumo local, seguro que te paras a leer las etiquetas de los productos antes de comprarlo… con las gafas puestas claro…

La legislación actual obliga, por ejemplo, a controlar la trazabilidad de producto en las etapas de producción, transformación y distribución, obligando a las empresas a identificar a sus proveedores. Durante el proceso de producción, todo alimento sigue un largo y complejo recorrido y la trazabilidad nos permite seguir el rastro de todos y cada uno de estos pasos. Como consumidores esto nos debería permitir elegir uno u otro productos según su origen o fabricante pero el etiquetado de los productos no siempre es fácil de interpretar.

Alimentación ecológica y Comercio Justo

España es uno de los países europeos con más producción ecológica, pero aunque el mercado eco no para de crecer a nivel mundial, somos de los países menos interesados en esta alternativa de consumo. Aún así los supermercados están incorporando cada vez más productos de agricultura ecológica en sus estanterías y el sector crece cada año.

El comercio justo es una alternativa de consumo que garantiza el respeto a los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente en sus productos. La mayoría de los productos de Comercio Justo son también ecológicos y están mejor etiquetados y son más transparentes a la hora de indicar trazabilidad o ingredientes.

Según el último informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo la alimentación continúa siendo la protagonista del Comercio Justo, representa el 94% de las ventas. Dentro de ésta, el grupo de productos más vendidos han sido el azúcar y derivados, que generan el 41% de la facturación. El café, con un 37% de las ventas, que tradicionalmente ha sido el producto estrella, se sitúa este año en segundo lugar. Otros productos de alimentación que también ganan peso en la cesta de la compra de Comercio Justo son el té e infusiones, bebidas, frutos secos, snacks y cereales.

Aunque el Comercio Justo crece, nuestro país continúa a la cola en relación con nuestros vecinos europeos, donde la media de consumo de Comercio Justo por persona está alrededor de los 14 euros mientras que en España no llega a 1 euro.


Productos de IDEAS Comercio Justo

Nuevos consumidores

Como consumidores tenemos muchas decisiones influyente que tomar mientras llenamos nuestra cesta de la compra y no siempre somos conscientes de ello.

Afortunadamente en estos últimos años crece un tipo de consumidor comprometido que se caracteriza por ser cívico y curioso, dar importancia a lo colectivo por delante de lo individual, buscar la colaboración con los demás, tratar de ser coherente en sus decisiones y sentirse corresponsable con sus acciones. Estas son sus características:

Definen el consumo comprometido como no comprar más de lo que realmente necesitan, reciclar, aprovechar lo que tienen, no desperdiciar las cosas, ser autosuficientes al máximo, fomentar el consumo de proximidad, practicar un consumo consciente y mirar de dónde vienen las cosas. Se empeñan en reducir el hiperconsumo. Intentan reducir el consumo de plásticos y envases. Reutilizan. Inter-cambian, donan y regalan lo que no necesitan. Incluso algunos han participado en consumos no monetizados como intercambio de casas, trueque o intercambios con monedas sociales.

Y tú, ¿eres una persona comprometida con tu consumo?…