Nuestro proyecto “Promoción del derecho a un trabajo digno y a un nivel de vida adecuado para las familias productoras de cacao a través del fortalecimiento cooperativo y la economía solidaria en Perú” implementado con la cooperativa Oro Verde y financiado por el Ayuntamiento de Córdoba tiene como uno de sus ejes transversales el apoyo a la igualdad de género.
Durante nuestra visita a la tierra #dondenacelchoclate, pudimos entrevistar a Layith Vargas, Maria Jesús Sinte, Melita Cachique y Prince del Carmen Marina Ramírez, pertenecientes al comité de mujeres de Oro Verde. Ellas nos contaron cómo las cooperativas que siguen los principios del Comercio Justo son una oportunidad de desarrollo para la mujer productora, porque entre sus objetivos está promover la igualdad de género.
En los entornos rurales existen pocos espacios formativos. La mayoría se sitúan en las ciudades lejos de los hogares campesinos. Por otro lado, en las comunidades rurales los roles tradicionales de hombres y mujeres siguen muy marcados. Junto con las actividades agrícolas, son las mujeres las que se ocupan de las tareas de cuidados de los miembros del hogar y de atender al ganado. Esto fomenta que el acceso a formación sea mayoritariamente masculino.
En este contexto, las cooperativas agrícolas como Oro Verde son una puerta de acceso a la formación para sus socias, ya que, entre otros servicios, ofrecen talleres sobre temas relevantes para mejorar los ingresos y aspectos importantes para su vida diaria y la de las familias productoras.
Por esta razón, el proyecto que hemos desarrollado junto a Oro Verde ha servido como plataforma para poner en marcha talleres especialmente dirigidos a mujeres y jóvenes destinados a mejorar sus capacidades y su autoestima al trabajar. Por un lado, se han implementado talleres en cooperativismo y liderazgo. El objetivo ha sido avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres en materia de formación técnica y el de preparar a los jóvenes para hacer el relevo generacional en la cooperativa. Por otro lado, se han cubierto temas técnicos y productivos, como la elaboración de abonos para la fertilización orgánica del cacao. También se ha realizado un taller en nutrición y salud solicitado por el comité de mujeres de la cooperativa.
Finalmente, el proyecto se ha cerrado con un taller en igualdad de género en el que han participado tanto hombres como mujeres para reflexionar sobre las relaciones de poder y las dinámicas que se generan entre ambos sexos, y para identificar qué pasos se pueden dar para avanzar hacia la igualdad.
Pero las oportunidades que ofrecen las cooperativas no se limitan a la formación. Las socias entrevistadas nos contaron como antes de la pandemia Oro Verde desarrolló iniciativas que ayudaron a muchas mujeres a emprender de manera individual o colectiva, produciendo artesanías o criando pequeños animales. De esta forma, las cooperativas han servido a muchas mujeres también como trampolín empresarial animándolas a montar su propio negocio.
Finalmente, las cooperativas pueden ser lugares transformadores donde las mujeres encuentran referentes. Por ejemplo, Prince del Carmen Marina Ramirez, una productora de café y de cacao nos contó que su sueño es procesar de manera artesanal su propio café y chocolate para venderlo directamente. A través de la cooperativa ha conocido a otras mujeres que lo han conseguido y han mejorado sus ingresos. Prince tiene ilusión de lograrlo también pronto.
Es fácil ver cómo el cooperativismo puede ser una herramienta fantástica de la economía social y solidara capaz de generar oportunidades para avanzar en igualdad en las comunidades campesinas. Pero en la práctica materializar estas oportunidades no es sencillo. Hay mucho camino por recorrer ya que lo habitual es que las mujeres sigan participando en minoría.
En este sentido, no todas las cooperativas campesinas son iguales. Recuerda que tú también puedes apoyar a las mujeres productoras consumiendo productos de Comercio Justo, ya que las cooperativas certificadas bajo estos principios se comprometen con la igualdad de género aplicando criterios para promover la formación y la participación de las mujeres y asegurar un pago justo sin discriminación por razones de género.