El Gigante

El Cotopaxi es un volcán activo de la cordillera andina que con 5897 metros se eleva como la segunda cumbre más alta Ecuador. Se considera que este volcán es uno de los más peligrosos del mundo debido al tipo y la frecuencia de sus erupciones, a su relieve, su cobertura glaciar y por la cantidad de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas.

Se podría decir que el Cotopaxi, con su cumbre gélida, es como un gigante de piedra con mirada de hielo y aliento de fuego. Aunque poderoso y amenazador, el gigante lleva más de 140 años sin despertar y mientras duerme la vida se asienta alrededor. A los pies del Cotopaxi crecen el maíz y la caña de azúcar que cultivan las comunidades campesinas. En sus fincas procesan también la caña que recogen y obtienen la panela, que es el azúcar caña natural. Con su venta las familias locales generan unos ingresos mínimos para su subsistencia.

La vida a los pies del gigante no es fácil. La provincia de Cotopaxi es un área andina de parajes hermosos. Pero también contiene algunas de las regiones más desfavorecidas y vulnerables de Ecuador. Allí, aproximadamente tres cuartas partes de la población vive bajo el umbral de la pobreza y casi todos carecen de servicios básicos como el agua corriente o alcantarillado.

El Proyecto

Por eso IDEAS, gracias al patrocinio de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo y al trabajo sobre el terreno de la Fundación Maquita, ha puesto en marcha un proyecto de apoyo a las familias campesinas que cultivan caña de azúcar y producen panela orgánica en 2 de los cantones de los cantones más vulnerables aislados y desfavorecidos de la provincia de Cotopaxi (Sigchos y Pangua). El proyecto comenzó a finales del 2019 y trata de mejorar los ingresos y las condiciones de vida familias productoras de caña y panela a través de tres líneas de acción.

  1. Mejorar el rendimiento de los cultivos y hacerlos más sostenibles usando técnicas agroecológicas que garantizan la sostenibilidad ambiental, eliminando el uso de pesticidas y fertilizantes químicos
  2. Producir más y mejor panela a través de la mejora del equipamiento y los procesos de producción del azúcar de caña natural de alta calidad
  3. Conseguir un precio justo a través de una mejora de las condiciones de comercialización de la panela bajo los criterios del Comercio Justo.

Para lograrlo el proyecto colabora con 4 asociaciones de productores. Algunas de ellas como la Asociación Flor de Caña y la Asociación San Pedro de la Plata llevan varios años organizados y son un ejemplo de éxito en la región, creciendo con esfuerzo e implementando continuas mejoras. Otras, como moradores del recinto Pilancón de parroquia Ramón Campaña y Asociación de Cañicultores la Dolorosa -ASOCAD son organizaciones nuevas formadas por grupos de familias ilusionadas por las oportunidades que les ofrece el proyecto y el comercio justo.

Aunque todas las asociaciones reciben apoyo para fortalecer su capacidad de organización, planificación y gestión, el ejemplo y la experiencia acumulada de las asociaciones más asentadas son de gran ayuda para que las nuevas asociaciones se fortalezcan y puedan conseguir también sus metas.

El poder de las mujeres campesinas

La sociedad a los pies del Cotopaxi es muy tradicional, y aunque las mujeres trabajan tanto en el campo como en la casa, el liderazgo social, la toma de decisiones y el manejo de las finanzas suelen ser tareas reservadas únicamente a los hombres. Por eso, el proyecto se enfoca sobre todo a promocionar a las mujeres y a plantar la semilla de la igualdad de género en las organizaciones de productores. Gracias a este proyecto las mujeres se convertirán en protagonistas de las mejoras de la producción y de los ingresos en sus comunidades.

Uno de los objetivos del proyecto es formar a las mujeres para que sean parte de las juntas directivas de las organizaciones de productores. Se las entrena para que adquieran capacidades organizativas y estén a la vanguardia de sus comunidades en la adquisición y la transmisión del conocimiento necesario para mejorar las plantaciones de caña, los procesos de producción de panela.

El proyecto está llevando a cabo procesos de formación para 44 mujeres de las 4 asociaciones de productores. De ellas 8, ya han conseguido formar parte de las juntas directivas. Además 25 mujeres están recibiendo también formación sobre cómo mejorar la producción de azúcar natural de caña para obtener más cantidad de panela y de mejor calidad para que se pueda exportar a los mercados internacionales.

El procesado del azúcar se hace en instalaciones especializadas llamadas Unidades Paneleras Familiares. El proyecto ha conseguido renovar y mejorar 28 unidades paneleras para familias seleccionadas por las propias organizaciones de productores, casi todas encabezadas por una mujer. Este proceso conlleva la colaboración solidaria de toda la comunidad ya que la mayoría de las veces, las fincas de las productoras no se pueden acceder directamente por carretera y los materiales de construcción han de transportarse con ayuda de personas y animales hasta las casas de las campesinas.

El proyecto ha conseguido renovar y mejorar 28 unidades paneleras para familias seleccionadas por las propias organizaciones de productores, casi todas encabezadas por una mujer

El aporte de la ciencia

Una de las claves para mejorar la calidad del azúcar es controlar su concentración de acrilamida. La acrilamida es una sustancia que se produce de manera natural durante el cocinado de alimentos ricos en almidón, incluso cuando cocinamos en nuestras casas. Esta sustancia se encuentra en muchísimos alimentos como los churros, las patatas fritas, el pan y en los granos de café o los cereales que han sido tostados. Sin embargo, las concentraciones elevadas de acrilamida son potencialmente nocivas para la salud y por lo tanto deben evitarse.

El proyecto trabaja con laboratorios independientes para que verifiquen que la panela producida en Cotopaxi tiene los niveles de acrilamida correctos de manera que cumpla todos los estándares de calidad exigidos en los mercados internacionales. Además, el proyecto está en proceso de establecer un convenio con un centro de investigación para analizar y estandarizar los procesos de producción de azúcar natural que minimicen la generación de acrilamida y capacitar así a los campesinos en el control de esta sustancia.

Además de controlar la calidad, en 2021 el proyecto hará el seguimiento de la producción de las Unidades Paneleras nuevas y renovadas para asegurar que se usan de manera óptima y se incrementa la cantidad de azúcar producido. Con el correcto manejo de los hornos y la sistematización del proceso, las familias pueden incluso duplicar la cantidad de azúcar que producen cada día. El proyecto se ocupará de difundir los conocimientos necesarios entre las familias productoras para optimizar el rendimiento de sus unidades paneleras.

Con el correcto manejo de los hornos y la sistematización del proceso, las familias pueden incluso duplicar la cantidad de azúcar que producen cada día.

El valor del comercio justo

Tras la cosecha de la caña y la producción de azúcar, el proyecto también cuida los aspectos relacionados con la comercialización. Así el proyecto facilita a los campesinos y campesinas la obtención de los certificados de producción de comercio justo y producción ecológica que incrementan el valor de su producto en el mercado internacional.

Actualmente ya se han conseguido certificar 153 hectáreas en las fincas de 90 familias productoras de las Asociaciones Flor de Caña y San Pablo que son las asociaciones más veteranas. Además, se está trabajando para lograr la certificación de las fincas de las familias que han formado asociaciones nuevas (ASOCAD y Ramón Campaña) El proyecto tiene como objetivo final aumentar la producción y los ingresos de las familias. Estos incrementos se medirán al finalizar el proyecto comparando la producción y los ingresos obtenidos por las familias beneficiarias en comparación con los años anteriores a la ejecución proyecto.

Esperanza frente al Covid

Debido a la crisis Ecuador ha establecido grandes restricciones a la movilidad en todo el país que han afectado a la vida cotidiana durante meses. Estas limitaciones también han perjudicado al proyecto y se han tenido que postponer algunas de nuestras actividades programadas. Afortunadamente, mucho del trabajo del proyecto se realiza en las fincas y al aire libre, con lo que a pesar de todo se ha podido seguir avanzando, siempre bajo las pertinentes medidas de seguridad biosanitaria.

La pandemia sigue afectando negativamente al transporte, al comercio y a la economía local, precarizando aún más la situación desfavorecida de las familias campesinas. Por eso, en esta situación agravada, muchos productores y productoras depositan aún más sus esperanzas en nuestro proyecto. Ahora más que nunca es importante obtener buenos resultados para ayudar a estas familias a recuperarse lo antes posible.

Autor: Javier Maíllo Martín. Técnico cooperación ASC.