Desde IDEAS queremos denunciar que la mayoría de las personas que cultivan cacao siguen viviendo en la pobreza lo que agrava otras problemáticas como el trabajo infantil o la deforestación. El informe “Hacia la sostenibilidad de las cadenas de suministro del cacao: opciones de regulación para la UE nos abre una ventana hacia la realidad de este producto.
El informe constata la disminución de ingresos de quienes producen cacao mientras el mercado global aumenta su facturación.
El cacao es una importante fuente de ingresos y empleo para las poblaciones rurales, y en particular para los entre cinco y seis millones de personas que cultivan más del 90% del cacao mundial. En total, cerca de 50 millones de personas tienen el cacao como su principal medio de sustento.
En 2018, Fairtrade International estimó que de media una familia cacaocultora en Costa de Marfil ingresaba 0’78 dólares diarios frente a los 2’51 diarios estimados como renta mínima. El ingreso que obtienen quienes cultivan el cacao contrasta con lo obtenido por los fabricantes de chocolate, que reciben alrededor del 40% del precio final de una tableta, o los minoristas, cerca del 35%. Estos ingresos quedan, además, en pocas manos: solo 3 grandes empresas concentran el 60% del procesamiento mundial de cacao.
El estudio concluye quienes producen cacao reciben entre el 3 y 7% del precio final de una tableta de chocolate, lo que contrasta con el 50% que recibían en los años 70 y el 16% en los 80.
El cacao y su consumo
El árbol del cacao (Theobroma cacao) crece en los climas calurosos y lluviosos de los trópicos, en una estrecha franja que se encuentra a 10 grados al norte y al sur del ecuador. La vaina del fruto del árbol del cacao contiene las semillas que luego se extraen, fermentan y secan para convertirse en granos de cacao. Estos granos se tuestan y desvainan de modo que el resultado son unas virutas que se muelen para obtener una pasta conocida como licor de cacao, que a continuación se prensa para extraer la manteca de cacao, que a su vez se convierte en una masa a la que se llama torta de cacao, que de nuevo se muele para obtener el fino polvo de cacao. Aunque la manteca de cacao también se utilice para la fabricación de cosméticos, la inmensa mayoría del licor, manteca y polvo de cacao se destina a las industrias de la repostería y la confitería, y, más específicamente, para la confección del chocolate.
La mayor parte de la producción de cacao se concentra en el África Occidental, donde se encuentran cuatro de los seis países productores más importantes: Costa de Marfil (43% del total global en 2016/17), Ghana (20%), Camerún (5%) y Nigeria (5%).
El cacao supone una importante fuente de ingresos y empleo para las poblaciones rurales de los países productores, en particular para los entre 5 y 6 millones de agricultores y agricultoras a pequeña escala que cultivan cerca del 90% del cacao mundial.7 Más aún, otros 14 millones de trabajadores y trabajadoras rurales dependen directamente del cacao, y alrededor de 50 millones de personas en total basan su sustento en la producción de cacao.
El trabajo infantil
El trabajo infantil es una de las consecuencias de la pobreza de las familias productoras, causada a su vez por el ingreso mínimo recibido por las multinacionales.
En 2015, 2 millones de menores en Costa de Marfil y Ghana trabajaban en este sector, de los cuales más del 80% se ocupaban de tareas peligrosas como soportar cargas pesadas, manipular productos químicos o trabajar con machetes. A pesar de las iniciativas llevadas a cabo en los últimos años como el conocido como “Protocolo Harkin-Engel”, el Barómetro del cacao de 2018, concluye que “ni una sola empresa o gobierno se encuentra cerca del objetivo de eliminar el trabajo infantil, ni siquiera del compromiso de reducirlo en un 70%”.
La responsabilidad de la Unión Europea, el mayor consumidor mundial de cacao
Europa consume el 40% del cacao mundial. A continuación se sitúa Estados Unidos, con el 20%. De ahí que cualquier regulación sobre la importación generaría muchos impactos en los países de origen. Por ello, el estudio destaca la responsabilidad de la Unión Europea y señala 8 posibles medidas dirigidas a lograr una cadena de suministro del cacao que respete los derechos humanos y las normativas laborales, garantice el pago de precios equitativos y proteja el medio ambiente.
Entre las medidas propuestas por el estudio destacan, por un lado, la obligación para las empresas de examinar sus cadenas de suministro y evitar el cacao producido de forma ilegal o sin los estándares sociales o medioambientales adecuados, y por otro, establecer la obligación para las empresas que comercializan cacao en la UE de diseñar un sistema de debida diligencia debida dirigido a minimizar el riesgo de trabajar con cacao producido ilegalmente o de forma insostenible.
El estudio señala otras posibles opciones como la negociación de acuerdos bilaterales con los principales países productores por parte de la UE, o, bien, la aplicación de un sistema de tarjetas a través del cual la UE expediría tarjetas amarillas o rojas a aquellos que no combatan las prácticas ilegales en la cadena de suministro.
En relación con la UE, el informe sugiere la necesidad de aplicar políticas de contratación pública para exigir que la compra de cacao por parte de las instituciones cumpla los criterios de sostenibilidad.
El Comercio Justo es una herramienta eficaz de reducción de la pobreza y de gran potencial para el desarrollo humano.
Así por por ejemplo destacamos agunos de nuestros grupos productores:
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Haití, el control de la fermentación del cacao y mejora de la calidad del producto, con la cooperativa de cacao FECCANO
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Nicaragua, la valoración de una tierra de excepción olvidada por el mercado, con la cooperativa NICACACAO
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Costa de Marfil, la creación de la primera cooperativa de cacao ecológico (y sigue siendo el único en el país), con la cooperativa CSEB
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Madagascar, la exportación directa, con la cooperativa de cacao Lazan’NySambirano
Obviamente todavía representamos a David frente a Goliat, en un mercado dónde sólo interesa el enriquecimiento rápido de unos pocos a costa de muchos. Pero gracias a consumidores como tú, podemos lograr un cambio en el mundo.