Sobre el proyecto
En Riobamba, un grupo de mujeres indígenas habla en círculo en la primera planta de un edificio
de las afueras de la ciudad. Llevan trajes tradicionales, cantan, ríen, comparten sus miedos y sus anhelos.
Hoy han cambiado el quechua por el castellano para facilitarnos compartir con ellas este encuentro de
mujeres productoras de la provincia de Chimborazo, Ecuador.
Desde aquí, quieren ser luz para otras compañeras.
- IDEAS ha apoyado a mujeres indígenas de Ecuador en tres cantones de la provincia de Chimborazo, a través de
un proyecto de cooperación al Desarrollo, financiado por la AACID y en colaboración con la Fundación Maquita.
- El proyecto ha incidido en la creación de una Red Intercantonal de mujeres indígenas, el apoyo a emprendimientos
y la capacitación en técnicas agroecológicas de manejo de la chakra.
Más de un millón de personas en Ecuador se identifican como indígenas, de las cuales alrededor de 600.000 son mujeres. Viven principalmente en la Sierra y la Amazonía, aunque también hay presencia indígena en la Costa. Muchas de estas mujeres están en entornos rurales, en pequeñas comunidades aisladas unas de otras, y sufren altas tasas de violencia, discriminación y pobreza que les impiden ser independientes y desarrollarse.
La población indígena ecuatoriana soporta importantes desigualdades estructurales en el acceso a educación, salud y empleo y, desde hace algunos años, se enfrenta a amenazas vinculadas al extractivismo petrolero y minero, la deforestación y el cambio climático. En este contexto, las mujeres indígenas tienen un rol central en las luchas territoriales, culturales y ambientales, pero se enfrentan a múltiples formas de discriminación: por género, etnia y condición socioeconómica. Además, la mujer indígena ecuatoriana sufre altos niveles de violencia (doméstica, sexual e institucional) y se encuentra con barreras en el acceso a cargos de decisión dentro y fuera de las organizaciones indígenas. En los últimos años, la expansión de proyectos extractivos en algunas provincias ha afectado directamente a sus medios de vida, contaminando fincas y fuentes de agua y empujando a muchas familias a abandonar sus lugares de origen.
La cooperativa IDEAS tiene una larga trayectoria de trabajo con Ecuador, en parte gracias a sus vínculos con la Fundación Maquita, una entidad de Economía Social y Solidaria que trabaja mejorando la calidad de vida de las familias más vulnerables a través del asociacionismo, la producción sostenible y el Comercio Justo. En este país se cultivan y producen algunos de los productos que luego IDEAS comercializa en las tiendas de nuestros barrios, como la quinua, el café o el chocolate, bajo estándares de Comercio Justo y agricultura ecológica. Pero la cooperativa va más allá y también realiza proyectos de cooperación para el desarrollo que mejoran las condiciones de vida de las comunidades con las que trabaja, muchos de ellos focalizados en mujeres en situación de vulnerabilidad.
En diciembre de 2025 finaliza un ambicioso proyecto en el que han participado más de 300 mujeres indígenas de 10 organizaciones de la provincia ecuatoriana de Chimborazo. Su objetivo: empoderar individual y colectivamente a las mujeres indígenas en el ejercicio de sus derechos de participación en condiciones de igualdad, a la alimentación sana-soberana y a unos medios de vida dignos. El proyecto, financiado por la AACID, trabaja en tres aspectos fundamentales: la creación de una Red Intercantonal de mujeres indígenas, el apoyo a emprendimientos y la capacitación en técnicas agroecológicas de manejo de la chakra.

Encuentro de la red de mujeres indígenas en Riobamba (Julio 2025)
Al tejer redes las experiencias individuales se suman en una fuerza colectiva. Las mujeres se reconocen, se acompañan, y se proyectan como actoras sociales con capacidad de transformación. Al mismo tiempo se crea una voz colectiva más difícil de ignorar por instituciones o autoridades locales.
Por eso este proyecto ha contribuido a la articulación de una red de mujeres productoras indígenas procedentes de los cantones de Riobamba, Guamote y Colta. Mediante la organización de encuentros dinamizados por la Fundación Maquita, la red ha buscado promover y fomentar sus derechos e incidencia política, establecer importantes vínculos, y crear espacios de sororidad que fomentan la autonomía, crean una identidad común y las capacita para ejercer el liderazgo en sus comunidades.
A través de la puesta en común de sus preocupaciones, sus alegrías y sus experiencias, y mediante el uso de diversas técnicas artísticas de expresión y creación, mujeres indígenas de todas las edades encuentran un espacio cálido y acogedor en el que compartir, reflexionar y repensar su futuro.
En estos encuentros, entre conversaciones y momentos de introspección, van generando nuevos vínculos, fortaleciendo la confianza en sí mismas e imaginando proyectos y sueños compartidos que les permitan llevar esperanza y oportunidades a sus comunidades, inspirando también a las generaciones más jóvenes a seguir su ejemplo.
ㅤ“Ahora sé que levantar la voz es una forma de cuidar la vida”.
ㅤ⎯ Elena Coro

Aida Moina, de la Fundación Maquita, es la persona al frente de este espacio en el que han participado alrededor de 50 mujeres del entorno de Riobamba.

Ceremonia de cierre de un encuentro de la Red de Mujeres en Riobamba (Julio 2025)
Impulsar emprendimientos
Entre los sueños de estas mujeres está liderar proyectos productivos que les den independencia económica. La población indígena en Ecuador mantiene una economía comunitaria basada en agricultura de subsistencia. Muchas comunidades vinculan su economía al uso sostenible de bosques, agua y biodiversidad. Cultivan maíz, yuca, papa, quinua, café y cacao, combinando esto con la crianza de animales pequeños y su venta en ferias locales. También hay emprendimientos de artesanía y textiles que generan ingresos y ayudan a preservar la cultura.
En este contexto el proyecto ha querido fortalecer el tejido comercial y el emprendimiento, incentivando la producción y comercialización de productos bajo principios de Economía Social y Solidaria y Comercio Justo.
Para lograrlo, se han financiado emprendimientos que fomentan la autonomía económica de mujeres y jóvenes mediante concursos de iniciativas innovadoras y sostenibles; se ha capacitado en venta, comunicación y márquetin; y se ha facilitado su acceso a mercados y ferias locales, evitando intermediarios y logrando precios más justos.
“Estos talleres han sido una escuela para mí, generamos economía con nuestro emprendimiento para no depender de nuestros esposos”
⎯ Cecilia Banshuy, Comunidad Santa Cruz de Guamote
Mujeres de Tandalla Warmis elaboran yogures hechos con leche de vaca y mashwa, un tubérculo andino con altas cualidades nutricionales.
“El emprendimiento social y solidario es percibido por las mujeres indígenas de la Asociación como una nueva alternativa posible y efectiva que contribuye a obtener autonomía económica. Participar en la toma de decisiones es una de las bases para avanzar hacia el empoderamiento económico, traspasando aquellas condicionantes o barreras sociales que han impedido la participación femenina en los procesos productivos y de desarrollo de las comunidades. Esta posibilidad de asociarse ha constituido para muchas de ellas la única oportunidad para participar, aprender, innovar, y generar ingresos económicos. También ha sido una oportunidad para practicar y vivir principios como la fraternidad, la justicia, la armonía, y la transparencia y practicar competencias como la proactividad, la creatividad y el trabajo cooperativo. Todo ello ha reforzado su capacidad de liderazgo y de gestión sostenible de sus emprendimientos económicos y sus iniciativas familiares”.
⎯⎯ Aida Moina
Cuidar la chakra
Si los emprendimientos abren camino hacia la autonomía económica, el cuidado de la chakra (finca tradicional andina) asegura la vida misma. La chakra es mucho más que una huerta familiar: es un espacio central donde confluyen trabajo, cultura, alimentación y espiritualidad.
Tradicionalmente, la mujer indígena sostiene la chakra, asegurando que sea un espacio de producción, alimentación, educación y cultura. Es la guardiana de las semillas y sin su trabajo, la chakra no cumpliría su función integral para la familia y la comunidad. Por eso, el proyecto también ha incidido en la seguridad alimentaria, facilitando el acceso a nuevas tecnologías de aprovechamiento de agua y a más variedades de cultivo, aumentando la riqueza y la capacidad de adaptación de las chakras.
Las comunidades destinatarias han recibido capacitación en agricultura ecológica diversificada y técnicas de resiliencia al cambio climático para aumentar la productividad de sus cultivos. En el proceso, se han creado 12 chakras andinas agroecológicas resilientes que sirven de modelo para otras comunidades.
También se implementaron sistemas innovadores de riego para aprovechar de forma sostenible el agua, y se dotó a 304 fincas de material para replicar modelos de chakra agroecológica, como kits de plantas y semillas, junto con acompañamiento en la renovación de certificaciones.

Alumna de la Unidad Educativa Comunitaria Intercultural Bilingüe Atahualpa

Alumnas de la comunidad educativa de Unidad Educativa Comunitaria Batalla de Tiocajas.
En la actualidad, existe una creciente pérdida de interés entre los jóvenes indígenas por el manejo de las chakras, lo que afecta el relevo generacional de la principal fuente de ingresos. Muchos migran a ciudades o al extranjero en busca de educación y empleo, debilitando la transmisión de conocimientos. El estilo de vida urbano genera la percepción de que trabajar en la chakra “no da futuro”, provocando la pérdida de saberes sobre ciclos agrícolas, plantas medicinales y manejo sostenible de la biodiversidad.
Para incidir positivamente en esta realidad, el proyecto ha trabajado con dos unidades educativas de la zona: la Unidad Educativa Comunitaria Intercultural Bilingüe Atahualpa y la Unidad Educativa Comunitaria Batalla de Tiocajas. Allí, jóvenes de secundaria reciben formación en manejo de chakras, técnicas agroecológicas, adaptación al cambio climático y crianza de pequeños animales como el cuy, alimento tradicional y nutritivo. Se busca motivar al alumnado e involucrar a sus familias para mejorar la productividad, la riqueza de las chakras y la alimentación familiar.
Desde IDEAS entendemos la cooperación al desarrollo como un compromiso político y ético. Apostamos por proyectos que sitúan a las personas, en este caso a las mujeres indígenas de Ecuador, como protagonistas de su propia transformación, fortaleciendo sus medios de vida y reconociendo el aporte indispensable que hacen en sus comunidades y territorio.
Ellas viven en el país de la abundancia, con tierras fértiles y en uno de los lugares más biodiversos del mundo. Ellas son portadoras de conocimientos ancestrales, imprescindibles para replantear nuestros vínculos con la naturaleza en tiempos de profunda desconexión.
Rodeadas de volcanes que dan nombre a sus territorios y a sus tradiciones, algunas mujeres indígenas de Ecuador quieren ser luz para sus compañeras y guiarlas en el camino de la igualdad, la identidad y la autonomía. Esperamos haber contribuido en su propósito, no sin reconocer la profunda huella que dejan también en nosotras, al iluminar nuestro camino en la urgente búsqueda de nuevos futuros también aquí, más humanos y sostenibles, en los que los espacios comunitarios, la sororidad entre mujeres y los fuertes vínculos con la naturaleza serán puntos de partida imprescindibles. Durante nuestra estancia en Chimborazo aprendimos que la autonomía no se conquista en soledad, sino colectivamente; que cuidar la tierra es cuidarnos a nosotras mismas, pues somos parte de un todo; que la vida sencilla en contacto con la naturaleza y la comunidad trae felicidad; y que la luz que estas mujeres encienden en sus chakras puede alumbrar también nuestra propia búsqueda de un futuro más igualitario y sostenible.
Texto y fotografías: Ana Sánchez Tejedor. Periodista y diseñadora gráfica con más de 15 años de experiencia en derechos humanos, economía social y solidaria y feminismo. Concibe la comunicación como una herramienta clave para la transformación social. «Creo en la capacidad transformadora de la comunicación periférica desde la base y reivindico la imaginación para continuar en el mañana”. www.lafabricagrafica.net
