Durante un par de semanas IDEAS estará en Perú visitando los proyectos de cooperación que tenemos allí con varias organizaciones productoras de Comercio Justo. Abrimos aquí un diario de viaje para contaros de primera mano lo que hacemos.

Presentación

¡Hola! Me llamo Javier, soy técnico de cooperación en IDEAS y estoy a punto de viajar a Perú para visitar los proyectos que estamos desarrollando allí gracias a los fondos cooperación internacional del Ayuntamiento de Córdoba.

A través de este diario, quiero invitarte a ti y a toda la ciudadanía, especialmente a la cordobesa, a que me acompañéis en esta aventura. El viaje tiene por objetivo no sólo hacer comprobaciones de los trabajos realizados, sino descubrir y conocer de primera mano la realidad de las familias productoras, acercándonos de forma personal a sus modos de vida, a su trabajo en las cooperativas y a los paisajes a los que cada día dan forma con su trabajo en el campo.

A través de este diario, quiero invitarte a ti y a toda la ciudadanía cordobesa a que me acompañéis en esta aventura

A partir de la próxima semana visitaré 3 cooperativas en las regiones de Huancayo, Jaén y finalmente Cusco (Agropía, Sol y Café, e Imillay). Tras cada visita trataré de compartir contigo mis peripecias, las cosas que he aprendido y todo aquello que haya llamado la atención.

Aunque muchas veces no nos demos cuenta, gracias a la cooperación internacional y el Comercio Justo la ciudadanía cordobesa ya forma parte las vidas de muchas familias productoras. Este diario será una oportunidad visibilizar esos lazos que nos unen y estrecharlos aún más para seguir avanzando juntos.

Anímate a venir conmigo y no te lo pierdas porque en IDEAS sabemos que ¡la unión hace la fuerza!

 

Día 1. Llegada a Lima

Lima, Perú. Comercio Justo

Lima, Perú.

Cuando llegas a un lugar nuevo, no hay mayor hospitalidad posible que la de sentirse en familia. Tras un vuelo de 11 horas y media y una buena maratón de películas, me da la bienvenida en Lima mi compañero Edison Ramos, Ingeniero Agrónomo de la cooperativa francesa Ethiquable. Nuestra cooperativa IDEAS y Ethiquable son cooperativas hermanas.

No lo digo por decir. IDEAS participa del capital social de ETHIQUABLE y viceversa. En la práctica ambas cooperativas trabajamos juntas cada día para hacer que el comercio justo sea una realidad bajo el principio de que la unión hace la fuerza. Por un lado, IDEAS distribuye los productos de Ethiquable en España y Portugal, y a su vez Ethiquable participa como contraparte con fondos propios y soporte técnico en los proyectos que IDEAS y el Ayuntamiento de Córdoba desarrollan en Perú.

He venido persiguiendo al sol en el avión, en España ya ha pasado la media noche, pero le he ganado 7 horas al día así que en Perú aún es de día. El cuerpo te dice que es una hora y el sol te dice que es otra. Me recuerda a cuando ya llevas 4 días de feria. Toca irse a la cama pronto. Mañana Édison iniciamos nuestro viaje para visitar a las familias productoras y toca levantarse a las 5 de la mañana. Ya me dan igual los horarios. ¡El cuerpo me pide fiesta!

Día 2. No todo es Jauja, ni siquiera en Jauja
Agropia. Productores de Comercio Justo.

Agropia. Grupo productor de Comercio Justo.

Apenas está amaneciendo en Lima, una ciudad que con sus 10 millones de habitantes dobla ya en población a Madrid y su área metropolitana. Edison y yo tomamos un taxi hacia el aeropuerto. En el avión me siento junto a una mujer que me cuenta que es la primera vez que vuela.Está emocionada, no solo es su primer vuelo, sino que va a ver a su hermana por primera vez en 10 años. Sentada a la ventanilla disfruta del espectáculo de sobrevolar la cordillera andina con sus picos más altos sobrepasando los cúmulos de nubes bajas. ¿De verdad eso son las nubes por encima, no es nieve? Disfrutamos los dos.

En tan solo 40 minutos llegamos al aeropuerto de Jauja. No puedo creerlo. Jauja bajo mis pies. Tantas veces me han aseverado que tal o cual lugar no era Jauja que no me puedo creer que este lugar si lo sea. Le pregunto a Edison. En Perú no conocen el significado que le damos en España. Primera acepción de la Rae: Denota todo lo que quiere presentarse como tipo de prosperidad y abundancia en alusión a un Valle de Perú famoso por su riqueza. En realidad se trata del valle del río Mantaro, un área fértil encajada en los andes a 3400 metros de altura donde crecen las hortalizas, el maíz y la patata.

Es aquí, junto a la ciudad de Huancayo, a unos 20 km de Jauja donde se encuentra la sede de Agropía, una cooperativa que se dedica al cultivo orgánico papas nativas de color rojo y morado bajo los estándares del Comercio Justo. En el valle se encuentra su sede, un futuro almacén de patatas que se está construyendo gracias a los fondos de cooperación del ayuntamiento de córdoba y una planta procesadora donde se hacen los chips de patata roja y morada de la marca Ethiquable que IDEAS distribuye.

La producción de patata ecológica en Agropía

Durante la visita silvestre me cuenta que la apuesta de las familias socias por cultivar estas patatas nativas y exportarlas está siendo un gran reto en el que el apoyo de diferentes instituciones y la perseverancia de los socios están siendo claves. Quizás pienses que producir patatas fritas es sencillo, sobre todo en Perú, la cuna de la patata. Sin embargo, Silvestre nos cuenta que para empezar tuvieron que seleccionar entre más de mil especies nativas las variedades que permitieran una vez fritas, conservar su precioso color y además obtener una consistencia crocante identificando finalmente 6.

Agropia. Productores de Comercio Justo.

Agropia. Productores de Comercio Justo.

Por otro lado, los socios de la cooperativa se han tenido que formar muchísimo. Al principio, con el modelo de agricultura orgánica solo conseguían 4 toneladas de patata por hectárea cuando en la agricultura convencional, usando fertilizantes y pesticidas químicos el rendimiento es el doble. En la actualidad, gracias al aprendizaje obtenido en capacitaciones, como la que ha desarrollado nuestro proyecto en el uso de fertilizantes orgánicos como el guano de isla, los socios de la cooperativa han conseguido igualar las 8 toneladas de producción que se consiguen con la agricultura industrial.

Pero los retos no están solo en la producción. También en la transformación de la patata fresca en patata frita. Las máquinas de la planta cuestan decenas de miles de dólares cada una. La papa roja tiene más almidón que la morada, así que hay que lavarla más. Cuando abonaron los campos con el estiércol de sus ovejas las patatas salieron tan grandes y llenas de agua que no había manera de freírlas y que quedaran crujientes.

Silvestre recordaba con una sonrisa la satisfacción de los socios cuando consiguieron exportar su primer contenedor de patatas fritas. Poco podían imaginar las familias que cultivan patatas en el valle que gracias a su unión en forma de cooperativa conseguirían exportar su producto transformado a Francia y España.

También la dirección de la cooperativa ha tenido que aprender. La administración ahora se ha vuelto experta en toda la burocracia por la que hay que pasar para poder obtener las certificaciones orgánicas y de Comercio Justo y luego exportar.

En el camino mucho esfuerzo, colaboración y aprendizaje. En el horizonte, un nuevo almacén que permitirá conservar la patata fresca más tiempo y reducir las mermas de producto, una marca propia de papas nativas ecológicas para el mercado peruano y 2 nuevos contratos para la exportación en Estados Unidos e Israel.

En conclusión, ni siquiera en Jauja todo es Jauja. El camino de una cooperativa no es fácil ni siquiera con apoyo externo. Es difícil mantener la confianza y el compromiso de los socios, pero estas familias saben que por ellas mismas lo tendrían más difícil. Todos juntos y poco a poco las barreras se van superando, porque ellos y ellas también tienen claro que la unión hace la fuerza.

Día 3. The mamas and the papas
Agropía. Productores de Comercio Justo.

Agropía. Productores de Comercio Justo.

La jornada de hoy me hace especial ilusión. Por fin salimos al campo para visitar a las familias productoras y conocer sus impresiones sobre el desarrollo del proyecto. Aunque la planta procesadora de Agropia esta convenientemente situada en el fondo del valle, junto a la carretera principal, las familias productoras viven arriba en las montañas, en pequeñas aldeas que salpican dispersas las viejas lomas Andinas entre los 3700 y los 4000 metros de altura.

El ajetreo de la ciudad y el tráfico han quedado atrás. La carretera se estrecha, y el aire se vuelve aún más ligero y fresco. Una llovizna nos acompaña mientras la camioneta emprende quejosa la subida. Empatizo con el gruñido del motor Diesel. A esta altura se nota la falta de oxígeno. Es dar dos pasos y se me sale el corazón por la boca. ¡Como para darle al azadón y cargar sacos de patatas!

Observo por la ventanilla cómo el rocío de los cerros se convierte en una bruma que acaricia los pastos. Tras 40 minutos de viaje llegamos a la primera aldea y varias socios y socias de la cooperativa nos reciben y nos agasajan con desayuno consistente en sopa de gallina y fideo aliñada con lima, cebollino y salsa de ají. Para beber una infusión de una planta local muy dulce. No sólo esta delicioso, sino que aun llueve y el desayuno en un tazón humeante nos atempera el cuerpo.

Tras las presentaciones de rigor, visitamos algunos hogares de las familias campesinas. Nos muestran las dependencias que usan para almacenar las papas y sus herramientas. En algunas paredes cuelgan los carteles con las recetas para la realización de abono orgánico que han aprendido en los talleres del proyecto. Las productoras nos cuentan que aunque se esfuerzan en poner madera en el suelo y en tapar la cosecha no les resulta posible controlar las condiciones de temperatura y humedad de sus almacenes caseros. El resultado es que de cada tonelada papas que cosechan, al menos 200 kilos se echan a perder durante su almacenamiento. De ahí la importancia del nuevo almacén que la cooperativa está construyendo para guardar las papas junto a la planta procesadora. Están agradecidos al Ayuntamiento de Córdoba por financiar parcialmente esta estructura a través del proyecto.

Agropía. Productores de Comercio Justo.

Receta abono orgánico.

Mas tarde visitamos las huertas. La tierra labrada es de un color oscuro indicativo de la gran presencia de materia orgánica y de su fertilidad. Me sorprende como las parcelas se cultivan a pesar de la pendiente. Unidas unas con otras parecen cubrir las lomas como un mantel de patchwork. Me explican que la papa nativa es de las pocas cosas que el ser humano puede cultivar a esta altura y que tradicionalmente se dedicaban para el autoconsumo ya que carecen de valor comercial. Sin embargo, gracias al proyecto de los chips de patata morada y roja ahora las comunidades campesinas de esta zona pueden obtener un rendimiento económico por su cosecha.

Gracias al proyecto de los chips de patata morada y roja ahora las comunidades campesinas de esta zona pueden obtener un rendimiento económico por su cosecha.

Además, gracias a los estándares por los que se guía el Comercio Justo pueden vender su producción a un precio fijo, garantizado por Ethiquable, de 3 soles por kilo. Este precio no fluctúa como el precio de la patata blanca comercial que se paga entre los 30 y los 80 céntimos dependiendo del año. Este precio más alto y más justo anima a las familias productoras a cultivar de manera orgánica y a apostar por la calidad a pesar de que a veces resulte más trabajoso. Pero aquí eso es lo de menos. Las socias me dicen que están contentas de cultivar sin utilizar fertilizantes ni plaguicidas químicos que ponen en peligro su salud, y contaminan su agua y su tierra.

Para rematar la jornada comeremos todos juntos una comida tradicional (pachamanca) que incluye cerdo, patatas, habas y otros tubérculos locales asados bajo tierra, entre piedras y ladrillos previamente calentados al fuego. Nos sientan en una mesa en el centro como invitados de honor. A pleno sol y a 4000 metros de altura me achicharro yo también. Me dejé el protector solar en el hotel.

Contentos y con el estómago lleno toca despedirse, no sin antes hacer unas fotos de las productoras sujetando con orgullo sus bolsitas de papas. Posan para que la gente en Córdoba pueda poner rostro a las personas que a las que están apoyando cuando compran sus productos. Ha sido un bonito día. Ojalá haya servido para seguir estrechando los lazos invisibles que unen a Córdoba y a Perú a través del Comercio Justo.

Día 5. El Jaén “del otro lado del mundo”

Sol y Café. Productores de Comercio Justo

Sol y Café. Productores de Comercio Justo

Tras despedirnos de nuestros amigos de Agropia volamos desde Jauja hasta Jaén. Si, aquí también hay un Jaén. Fundada en 1549 por el capitán jienense Diego Palomino en memoria de su ciudad natal, esta ciudad peruana es hoy en día un pequeño bullicio de algo más de 80.000 habitantes

Enclavada en el fondo de un verde valle de clima tropical de selva alta, este Jaén no cuenta con un solo olivo.  Tampoco le hace falta. Sobre la zona baja del valle se extienden vistosas terrazas de arrozales y en sus cumbres se cultiva café de altura. Ambos productos, en especial el café suponen el principal motor económico de la región. Mientas, en las laderas intermedias crecen con facilidad el coco, la piña, el aguacate, el plátano, la papaya, la caña de azúcar y el cacao. En este ambiente entran como el agua fresca los ritmos latinos de la camioneta que nos traslada desde el aeropuerto. Por favor, muevan sus caderas y griten conmigo: ¡¡Sabooor!!

El núcleo urbano de Jaén es vibrante y caótico para su pequeño tamaño. Sus carreteras se caracterizan por tener tantos carriles como vehículos quepan a lo ancho en cada momento, y quien dice vehículos dice motos, mototaxis de 3 ruedas, camionetas, camiones y por qué no, ganado. Una de las vías más transitadas es la conocida como la Coffe Street. Se conoce así porque en este tramo de la carretera que conecta el centro de la ciudad con el aeropuerto se acumulan numerosos almacenes que de grandes empresas internacionales de exportación de café e importación de agroquímicos. Nosotros en cambio hemos venido a visitar a una cooperativa cafetalera que supone un modelo económico alternativo capaz de competir con ellas.

Hablo de Sol y Café, una de las cooperativas cafetaleras más importantes de Perú, que trabaja fundamentalmente con un modelo ecológico de cultivo agroforestal que combina el café orgánico con la plantación de otros árboles nativos. Con esta técnica se crean microclimas favorables para el crecimiento del café y la conservación del suelo y la biodiversidad. Esto hace a Sol y Café diferente a la mayoría de las empresas de por aquí.

Sol y café trabaja fundamentalmente con un modelo ecológico de cultivo agroforestal que combina el café orgánico con la plantación de otros árboles nativos. Con esta técnica se crean microclimas favorables para el crecimiento del café y la conservación del suelo y la biodiversidad

Otra diferencia es que la cooperativa trabaja bajo criterios del Comercio Justo. Harry, uno de los gerentes nos explica que a pesar de que a veces esto implica un trabajo adicional para conseguir la certificación. Sin embargo, Sol y Café está comprometida al 100% con el Comercio Justo porque les compensa.  Tan sólo en 2020 la cooperativa recibió más de 800.000 dólares extra por la venta de café gracias a la prima para el desarrollo que otorga el Comercio Justo.  La cooperativa invierte ese dinero en diversificar sus negocios y en mejorar los servicios que la cooperativa ofrece a sus socios.

Durante nuestra visita, el equipo de sol y café nos enseña con orgullo su sede, que cuenta con un servicio de medicina preventiva y enfermería, así como con una clínica odontológica, un comedor para trabajadores y una escuela propia concertada con el sistema público peruano que pretende dar una educación de la mejor calidad a las generaciones más jóvenes de las familias campesinas entre otros muchos servicios. Henry nos aclara que el Sol de Sol y Café no sólo hace únicamente referencia al astro rey, sino que en realidad viene de Solidaridad entre socios, algo tan esencial en su éxito como el sol que nos alumbra.

Es muy esperanzador trabajar con ejemplos cooperativos de éxito como el de Sol y Café. Ahora, gracias al apoyo del ayuntamiento de Córdoba Sol y Café está diversificando su negocio hacia el cacao, lo que permite a los agricultores de altura aprovechar sus parcelas más bajas donde le café no crece tan bien y tener una nueva fuente de ingresos que es constante durante el año. Pero de eso hablaremos mañana, cuando visitemos a los productores en el campo, porque ahora mismo estaremos a unos 30 grados, llevo pantalones largos de pana y me estoy asando las piernas en este calor tropical. Los vaqueros nuevos que llevaba se me han rajado por el tiro y no me ha quedado más remedio que tirar de la pana para conservar mi dignidad. Ya no hacen las prendas como antes ¿No creen ustedes?.

Día 6. El verdadero sabor del cacao

Sol y Café. Productores chocolate Comercio Justo.

Sol y Café. Productores chocolate Comercio Justo.

Hoy salimos con el Ángel y Henrry de sol y Café a visitar a dos de sus mejores productores de Cacao. Me hace ilusión. Todos comemos chocolate, pero en España pocos han visto alguna vez una mazorca de cacao fresca y la han probado recién cosechada del árbol. Me subo a la camioneta ya con cara de goloso.

Primero vamos a visitar a don José Troya, aunque todo el mundo le llama Jorge. Decido no preguntar por qué. Sospecho que no hay explicación. Hay veces que el mundo te conoce con un nombre distinto al que te pusieron tus padres y poco más se puede hacer. Don José nos recibe orgulloso en su finca en la que crecen diferentes variedades de cacao. Ama y mima su cacao como a sus propios hijos, y como el que saca una ristra de fotos de la cartera para enseñarte con una sonrisa imágenes de toda su descendencia, don José nos lleva de árbol en árbol recolectando y abriendo con destreza sus mejores mazorcas para que los olamos y los degustemos.

Sinceramente me quedo sorprendido. Uno espera que las pepitas del cacao sepan a…. ¿chocolate?. Pues sí y no. Lo cierto es que del interior de la mazorca del cacao aparecen unas pepitas del tamaño de grandes almendras recubiertas de un mucílago blanco. Don José nos invita a hundir nuestra nariz en el interior de la mazorca y llevarnos a la boca algunos de sus granos. ¡Que delicia! ¡Estas pepitas son el mejor caramelo del mundo! y saben… saben y huelen a fruta tropical, al más dulce de los mangos, a cítricos, a fruta de la pasión madura y a flores. Chupar pepitas de cacao es la versión dulce de comer pipas. Es difícil parar. Si lo muerdes, el sabor a chocolate se atisba, aun verde, en el corazón de la pepita. Para hacerlo aflorar es necesario fermentar, secar y tostar el grano del cacao, pero esa es otra historia.

En realidad, es la historia que nos ha traído hasta aquí, porque gracias al apoyo Ayuntamiento de Córdoba, Sol y Café ha podido construir una nueva instalación para llevar a cabo la fermentación y secado de las semillas de cacao que formar a algunos de sus socios para que conozcan el proceso. Es un proceso complejo y delicado que requiere una atención absoluta. Casi se podría considerar un arte y de él depende en gran medida el sabor chocolate y En sol y café Charles es el artista.

Charles es el encargado de que el cacao alcance sin pasarse un 70% de fermentación y reduciendo la humedad de las semillas a un 7% para su perfecta conservación. Es en este punto exacto cuando las notas cítricas y florales presentes en las semillas frescas afloran y pueden transmitirse a la pasta de cacao y más tarde al chocolate.  Por eso Ethiquable no hace como las marcas de chocolate convencional que mezclan industrialmente cacaos diferentes para el mismo chocolate, sino que crea una tableta para cada procedencia del cacao, respetando y diferenciando así su perfil único.

Por eso Ethiquable no hace como las marcas de chocolate convencional que mezclan industrialmente cacaos diferentes para el mismo chocolate, sino que crea una tableta para cada procedencia del cacao, respetando y diferenciando así su perfil único.

Ethiquable compra todo el cacao orgánico que produce esta cooperativa peruana. Ethiquable es la cooperativa francesa que convierte este cacao en un delicioso chocolate y lo vende en Europa, e IDEAS es su socio comercial y distribuye sus productos en España en exclusiva. Por eso muchos de los productos que comericalizamos en nuestra cooperativa son de esta prestigiosa marca. Pero en IDEAS no solo distribuimos productos de Comercio Justo, también cooperamos directamente con los grupos productores de estos mismos productos y éste es uno de los proyectos que estamos ejecutando durante este año.

Día 8. Cusco y El maíz ancestral de los valles incas

Maiz gigante Comercio Justo. Imillay Perú

Más esperas y conexiones en aeropuertos para llegar a nuestra última parada. Edison y yo le echamos paciencia. Merecerá la pena. Cusco es una de las ciudades más hermosas de Perú. La ciudad trepa por los cerros, las calles empedradas se empinan y se transforman en interminables escaleras.  En el centro histórico la cincelada piedra de la antigua ciudad Inca, las casonas de anchos muros de adobe encalados, los ornamentados balcones de madera, las plazas ajardinadas y las iglesias nos ofrecen hermosas y pintorescas vistas en cada rincón. La capital es vibrante, llena de bares y las tiendas de artesanía y agencias de viajes que ofrecen excursiones a destinos cercanos como el lago Humantay, la montaña de 7 colores, o el Machu Pichu.

Llegamos ya de noche. Tras el calor de Jaén de nuevo aire frío y liviano de la sierra nos cala. Caminamos en busca de una cena caliente. Las lomas se cubren de lejanas lucecitas y aunque no es navidad da la sensación estar inmerso en un en la maqueta de un belén.

Amanezco con pesadez de estómago y flojera. Sin duda me vuelve a afectar la altura. Hace sol. La nueva claridad revela que las lucecitas de ayer provenían de las casas que se apiñan y se aferran a las pendientes en un urbanismo que se extiende caótico y escalador. En la parte aún desnuda de un cerro se puede leer en letras enormes grabadas con orgullo sobre la tierra: “Viva el Perú”. La tierra cercana contrasta con el azul del cielo y a lo lejos los picos más muestran sus cumbres heladas.

Cusco será nuestra base para visitar la cooperativa Imillay, que cuenta con socios de 4 comunidades campesinas entorno a la población de Huarocondo. Para llegar allí tomamos la carretera que une Cuzco con Lima.  Paralelos a la línea de tren que lleva a Machu Pichu, recorremos pueblos, pastos y cultivos de un valle ancestral que aún conserva las antiguas terrazas donde cultivaban los incas hace 500 años.

Llegamos. El día está precioso. En la plaza han montado un mercado local donde se venden verduras frutas y lechón asado. Don Bartolomé, el gerente de la cooperativa viene a recibirnos. Tiene la mirada limpia, el cuerpo fuerte y unas manos recias de trabajar la tierra. Parece rebosar salud. Ha venido con Rocío, la joven ingeniera que ayuda a los socios de la cooperativa a ejecutar sus proyectos y que ha sido contratada en parte gracias a los fondos del proyecto que de nuestro proyecto apoyado por el Ayuntamiento de Córdoba. Nos llevan hasta la sede de la cooperativa donde nos presentan el resto de los dirigentes. Sus palabras amables y sus sonrisas nos hacen sentirnos rápidamente como en casa.

En la cooperativa nos cuentan su historia, sus logros y su empeño por seguir adelante. Imillay cultiva maíz blanco gigante y maíz amarillo orgánicos bajo criterios de comercio justo evitando el uso de pesticidas y fertilizantes químicos y cuidando la tierra y el agua que ya cultivaban los ancestros incas.

En la cooperativa nos cuentan su historia, sus logros y su empeño por seguir adelante. Imillay cultiva maíz blanco gigante y maíz amarillo orgánicos bajo criterios de comercio justo evitando el uso de pesticidas y fertilizantes químicos y cuidando la tierra y el agua que ya cultivaban los ancestros incas.

Esto es una práctica novedosa, pues el Perú el maiz sólo se cultiva de forma industrial usando grandes cantidades de insumos químicos. Gracias a este modelo de trabajo Imillay tiene un producto único a nivel nacional con gran valor añadido (el maíz en el mercado local está a 3 soles el kilo mientras que dentro del Comercio Justo se paga a 6,5 soles) y lo que les ha valido el 1er premio en el concurso nacional de innovación agraria, en la categoría de pequeños productores.

Ethiquable compra el maíz blanco gigante para hacer kikos ecológicos. Me encantan porque además de tener un tamaño sorprendente, el maíz blanco orgánico es más blandito y aunque crujiente, no te dejas los dientes al morderlo.

Por el momento los kikos se fríen en la planta de Agropía. Pero Imillay está invirtiendo la prima de desarrollo para del Comercio Justo en dotarse de la infraestructura necesaria para freír el maíz ellos mismos. Además, gracias a nuestro proyecto, van a poner en marcha un molino que les permitirá comercializar harina e incluso preparar sus propios nachos de maíz ecológico que piensan vender tanto en mercado nacional como internacional a través de Ethiquable e IDEAS. El objetivo final es ser capaces de transformar y exportar u maíz para obtener más rendimiento económico de su trabajo y mejorar la posición financiera de la cooperativa y de sus 218 familias socias.

Imillay está invirtiendo la prima de desarrollo para del Comercio Justo en dotarse de la infraestructura

En diciembre esperan tener ya el molino en marcha y se están haciendo distintas pruebas para dar con la receta de unos nachos ricos.  Todo lleva su proceso, pero a través del Comercio Justo y a la cooperación internacional este sueño está a punto de conseguirse, demostrándose así, una vez más, que la unión hace la fuerza. Mi deseo es que el año que viene podamos hacer una fiesta con kikos, patatas fritas nativas y nachos para celebrarlo.
Día 9. Una corona de rosas para los vivos

Imillay Comercio Justo

Grupo productor Imillay, Perú

Me ha dado por pensar cómo a pesar de la distancia, Cusco y Córdoba están ligados por lazos invisibles desde hace siglos. Tras el primer día de visita a Imillay he podido pasar por la casa del Inca Garcilaso en el centro de Cusco. Lo mismo hago casi todas las semanas, pero en Córdoba, donde también se conserva una casa que habitó Garcilaso, a tan sólo unos metros de la mía.

El Inca Garcilaso de la Vega fue un gran escritor e historiador del renacimiento, hijo de un capitan español y una princesa inca. Nacido en Perú y conocido como el príncipe de los escritores del Nuevo Mundo, se le considera que fue uno de los primeros intelectuales mestizos capaces de asumir y conciliar sus dos herencias culturales, la indígena americana y la española.

Tras la muerte de su padre en 1561 Garcilaso se estableció en Montilla, donde residía su tío y donde haría carrera militar (También allí se puede visitar su hermosa casa). Acabaría dejando para desarrollar su formación humanística estableciéndose definitivamente en Córdoba en 1591, coincidiendo en la ciudad con Góngora y con Cervantes.  Enterrado en la mezquita de Córdoba, en 1978 se enviaron parte de las cenizas del escritor a Cusco, para que pudieran descansar también en su ciudad natal, hermanando de manera simbólica las dos ciudades y a sus templos.

En la actualidad, conocemos que el Ayuntamiento de Córdoba está iniciando un expediente de hermanamiento entre las dos ciudades. En este contexto, a mí me gusta pensar que 400 años después de Garcilaso, IDEAS y la población cordobesa renuevan esos lazos de forma solidaria, no sólo en el plano simbólico sino también en el práctico, trabajando de manera conjunta y riqueza a través de la cooperación y el comercio justo con nuestros amigos de Imillay.

Es nuestro último día de visita a Imillay. Partimos hacia la comunidad de Chaquepay, una de las 4 comunidades que abarca la cooperativa. Nos reciben los socios, nos muestran sus campos de maíz orgánico. Han sembrado hace poco. Están contentos porque gracias a los talleres de fertilización orgánica del proyecto este año no tendrán que comprar abonos que han subido mucho de precio.

También nos enseñan su proyecto de innovación. Se trata de unos nuevos secaderos de maíz que están construyendo en algunas de sus fincas.  Me parecen una versión local de un hórreo gallego, pero no son de piedra. Son estructuras de madera, protegidas por un pequeño techo, que permiten guardar el maíz como en pequeños almacenes altos y estrechos. Sus paredes de alambre trenzado permiten el paso del aire manteniendo seco el maíz y evitando que se pudra. Además, están elevados del suelo lo que protege el grano de los roedores y de bichitos como el gorgojo. Me parece que tienen mucho sentido. Creo que en un próximo proyecto podríamos ayudar a que todas las familias de la cooperativa instalen uno de estos pequeños graneros.

Llegamos a la sede de la cooperativa y aprovecho un ratito para hablar específicamente con algunas mujeres socias. Me cuentan que, aunque aún se reparten las tareas de manera tradicional entre los hombres y las mujeres, las cosas van cambiando poco a poco.

Las mujeres ahora son conscientes de que su trabajo es fundamental para el funcionamiento de la cooperativa. Para empezar la cooperativa está sostenida por las familias, y son las mujeres las que se encargan de organizar las familias y de los cuidados, especialmente de los niños, que aprenden los oficios del campo asegurando su continuidad generacional. Por otra parte, las mujeres también trabajan en las faenas del campo.

Para empezar la cooperativa está sostenida por las familias, y son las mujeres las que se encargan de organizar las familias y de los cuidados.

Resaltan que el trabajo comunal en el campo es un espacio de socialización, que les permite conversar, reír y compartir, saliendo de la rutina del hogar que ellas aprecian especialmente. Por último, manifiestan que los talleres de género realizados en el proyecto contribuyen a que los hombres y las mujeres vayan cambiando sus mentalidad y se abran cada vez más a la posibilidad de compartir tareas y sobre que las mujeres asuman el liderazgo en diferentes instituciones como la cooperativa. Para que esto, manifiestan es clave seguir invirtiendo en la capacitación de las mujeres, tal y como ha hecho el proyecto.

Tras la visita llega el momento de los homenajes y la celebración de lo hemos conseguido trabajando juntos. Los socios beben chicha (jugo fermentado de maíz). Han preparado una mesa de honor en la que nos sentamos Edison, el Ingeniero Beto un agrónomo que lleva años colaborando con Imillay y yo. Sobre la mesa coloridos manteles, centros de mesa hechos con mazorcas de maíz y una gran bandeja de maíz tostado con trozos de queso artesano.

Ceremoniales, se suceden los discursos y los agradecimientos mutuos. Desde luego en estas comunidades saben hablar en público. La gente está alegre. Los efectos de la chicha aparecen y el personal se va soltando. Entre aplausos llegan 3 coronas de rosas frescas. Una mujer de la junta directiva, vestida de manera tradicional, uno a uno nos impone las coronas y nos lanza pétalos sobre el pelo entre el deleite del personal que se ha ido soltando gracias a los efectos de la chicha. Todos sonreímos.

Nunca he sido muy ágil, pero me siento como un potro que acaba de ganar una carrera, como un atleta vencedor en los juegos olímpicos.  Reprimo mis ganas de relinchar y en su lugar doy un discurso. Estoy exultante porque me hayan impuesto una preciosa corona de flores cuando aún estoy vivo.  Es preciosa y en esta ocasión no sirve para decir adiós, sino más bien, vuela usted cuando quiera. ¡Mucho mejor!, esta sí que me hubiera gustado poder traérmela a casa, pero no cabía en la maleta.

Mi visita queda así concluida. Pronto estaré en Córdoba. El viaje de vuelta me da pereza. Desde que salga de mi hostal en Cusco a hasta que llegue a mi casa en Córdoba, pasaré unas 24 horas en tránsito. No tiene sentido quejarse. Los viajes hoy en día son milagrosamente rápidos, cómodos y seguros. Pienso en el Inca Garcilaso de la Vega. Casi muere dos veces en su viaje desde Cusco a España. Esos viajes no requerían de paciencia sino de salud, ganas y del favor de la providencia.

El regreso a Córdoba: Celebremos la unión de dos mundos

Quiero agradecer a todos los que me han ido acompañando en mi viaje a través de este diario. El diario acaba aquí, pero el viaje juntos no, porque estamos preparando un evento para celebrar la unión de los dos mundos. ¡Y, sinceramente, nada une más que disfrutar de unos aperitivos juntos!

Se trata de un evento de degustación gratuita de los productos de comercio justo de nuestras cooperativas peruanas. Estos productos se maridarán con productos ecológicos cordobeses para nuestro disfrute. Además, durante el evento podrás aprender más sobre la realidad de nuestras familias campesinas y sobre el comercio justo charlando por videoconferencia con familias productoras peruanas en directo.

¡Imbúyete del espíritu del Inca Garcilaso y no te lo pierdas! Sigue nuestras redes, porque en los próximos días daremos toda la información para que puedas asistir. ¡Nos vemos pronto!