La narrativa sobre el turismo ha cambiado en los últimos años. La industria limpia e inocua que representaba el turismo ha ido protagonizando algunos de los conflictos que se dan en nuestras ciudades y/o territorios a causa de los impactos negativos y a una gestión insostenible de los recursos. Todas las instituciones y entidades ven en el turismo la respuesta a sus problemas, sin embargo la cifra del aumento del numero de turistas no describe con claridad cuáles son los impactos positivos que el turismo produce a nivel social, económico o ambiental. Necesitamos por tanto un cambio de paradigma o lo que es lo mismo un nuevo turismo adecuado a los retos que el mundo afronta.

2017 fue declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, alineado con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta declaración se basa por una parte en datos ciertos, la dimensión de la industria del turismo a nivel mundial es descomunal, incorporando cada vez más territorios, continentes y países con índices de desarrollo humano diverso. Una industria con un crecimiento constante y progresivo que no ha cesado ni durante los peores años de la crisis, una industria que proyecta crecer un 3,3% anual entre 2010 y 2030, hasta alcanzar los 1.800 millones de llegadas de turistas en 2030. Con estas cifras el Turismo puede ser una actividad que favorezca el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o puede ser una industria lastre y obstaculice estos logros. Es urgente sensibilizar a todos los sectores implicados para hacer del turismo un catalizador de cambio positivo.

Es urgente considerar el turismo desde la responsabilidad, entendida como un acuerdo de todos los sectores implicados (entidades públicas y privadas, organizaciones sociales y también por parte de la ciudadanía) y también como una orientación política traducida en modelos de gestión que avancen en la agenda internacional para la consecución de los ODS.

Ciudadanos – turistas

En el enfoque del Turismo Responsable es básico llegar a la ciudadanía para lograr un cambio real. Ciudadanos que a través de un consumo consciente promuevan nuevos comportamientos que a su vez influyan en el diseño de nuevos productos turísticos basados en el turismo responsable. En este sentido una de las claves para iniciar procesos de cambio real es romper con la separación entre ciudadano y turista y construir nuevas narrativas dentro del turismo que favorezcan las alianzas entre el turista y el ciudadano local, desde la solidaridad y el respeto mutuo, y por encima de todo aplicando un enfoque de derechos. Hacer del turista un aliado para propiciar cambios en beneficio del bien común. Sin negar los posibles conflictos que en ocasiones puedan producirse ser ciudadano y ser turista no puede disociarse, no podemos aparecer desatentos y faltos de responsabilidad y respeto hacia los derechos sociales cuando somos turistas, y por el contrario exigir y proteger nuestros derechos en nuestro papel de ciudadanos, eso es un absurdo.

Los procesos de sensibilización y educación hacia la ciudadanía son fundamentales, el objetivo es propiciar la implicación por un turismo responsable, poner en valor experiencias e iniciativas que suponen la apuesta por cambios reales dentro del ámbito local y denunciar las malas prácticas y las políticas de gestión del turismo que nos llevan al desastre.

¿Cómo ser un turista responsable ?

El turismo responsable no es otro tipo de turismo, es una orientación, un enfoque de la industria turísticas en su conjunto hacia una gestión que minimice los impactos negativos y se alinee con una nueva gobernanza que proteja y beneficie el pro común en una comunidad o en un territorio. Entendemos como pro común los bienes y recursos, tangibles e intangibles que pertenecen a una comunidad: la biodiversidad, los derechos humanos, el agua potable, sus expresiones culturales, lo público, sus formas de vida tradicionales, etc. El turismo responsable no solo se lleva a cabo en parajes naturales de alto valor ecológico, también lo debemos impulsar en áreas urbanas y en entornos desfavorecidos. El turismo responsable se asemeja más a un modelo de gestión y de buen gobierno que a un tipo de práctica turística, un modelo que intenta integrar en su definición lo económico, lo ético, lo individual y lo colectivo.

El turismo responsable aporta beneficios económicos, sociales y ambientales, es una opción de presente, de cambio real que impulsa la ciudadanía y las comunidades de acogida. La comunidad de acogida debe hacer valer su derecho a liderar el desarrollo turístico en su territorio, reclamando en todo momento derechos amenazados o socavados, el turista debe ser copartícipe de los objetivos de dicha comunidad en la defensa de sus bienes. No hay turismo responsable sin esta idea de empoderamiento y autonomía de las comunidades locales o de acogida, no hay turismo responsable si el turista no es consciente de que la práctica del turismo puede representar impactos negativos en la comunidad que visita, ya hablemos de Madrid o de un poblado del Amazonas.

Todos podemos ser turistas responsables. Existen muchas ideas, consejos y observaciones que podemos trasladar a nuestra práctica turística. Todos se basan en normas aceptadas a nivel internacional como los derechos humanos, la protección de la diversidad de expresiones culturales, los acuerdos para luchar contra el cambio climático, etc.

Os aconsejo leer atentamente la publicación del Centro Español de Turismo Responsable denominado VADEMECUN DEL TURISTA RESPONSABLE (https://ceturismoresponsable.files.wordpress.com/2013/01/vademecun-turismo-responsable.pdf). Con este vademécum llevaremos en nuestra mochila durante las vacaciones observaciones que nos inspiren para ser ciudadanos/turistas responsables.

Más info en: CIC BATÁ

Una alternativa para tus vacaciones

Si quieres vivir una experiencia diferente y comprometida en tus vacaciones os proponemos por ejemplo conocer los campos de solidaridad sobre los que recientemente nos ha hablado Ana Carrasco de SETEM